Myles Frechette fue un embajador atípico. No fue el embajador acartonado que decía lo políticamente correcto o acudía a la frase de cajón para hablar de la situación de Colombia. Todo lo contrario. A Frechette le correspondió ser embajador de Estados Unidos en la época más difícil que se recuerde en los últimos 30 años: un gobierno elegido con dineros del narcotráfico.
Y Frechette no se quedó callado. Su papel fue protagónico y polémico. Intervenía en todos los debates, se relacionaba con la dura oposición que soportó el entonces presidente Ernesto Samper y se convirtió en vocero público de las opiniones de Washington. Hoy, ya retirado, Frechette se confiesa con uno de los mejores investigadores: el periodista Gerardo Reyes.