F¿BULA LXX El Canario y el Grajo (El que para desacreditar a otro recurre a medios injustos, suele desacreditarse a sê propio.) Hubo un Canario que, habiændose esmerado en adelantar en su canto, logrï divertir con æl a varios aficionados y empezï a tener aplauso. Un Ruiseíor extranjero, generalmente acreditado, hizo particulares elogios de æl, animÞndole con su aprobaciïn. Lo que el Canario ganï, asê con este favorable voto, como con lo que procurï estudiar para hacerse digno de æl, excitï la envidia de algunos pÞjaros. Entre æstos habêa unos que tambiæn cantaban, bien o mal, y justamente por ello le perseguêan. Otros nada cantaban, y por lo mismo le cobraron odio. Al fin un Grajo, que no podêa lucir por sê, quiso hacerse famoso con empezar a chillar pöblicamente entre las aves contra el Canario. No acertï a decir en quæ cosa era defectuoso su canto; pero le pareciï que para desacreditarle bastaba ridiculizarle el color de la pluma, la tierra en que habêa nacido, etc., acusÞndole, sin pruebas, de cosas que nada tenêan que ver con lo bueno o malo de su canto. Hubo algunos pÞjaros de mala intenciïn que aprobaron y siguieron lo que dijo el Grajo
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