—Ruby, voy a besarte.
Esas palabras me atraviesan todo el cuerpo como un shock, levantando una ola de estremecimientos que me erizan la piel a su paso y alcanzándome directamente entre las piernas. No acabo de asimilar lo que he oído, pero él no aparta los ojos de mí mientras se inclina despacio, liberando mi mano para poder excavar en mi pelo con sus dedos y buscar mi nuca para sujetarla de una forma casi posesiva. He soñado con esto casi toda mi vida, y ahora, Alister O’Connor, el chico del que estoy enamorada desde los siete años, ladea su rostro y presiona sus labios contra los míos.
Fuego, calor, un hormigueo incesante acude a mis labios. Y necesito más...
Esas palabras me atraviesan todo el cuerpo como un shock, levantando una ola de estremecimientos que me erizan la piel a su paso y alcanzándome directamente entre las piernas. No acabo de asimilar lo que he oído, pero él no aparta los ojos de mí mientras se inclina despacio, liberando mi mano para poder excavar en mi pelo con sus dedos y buscar mi nuca para sujetarla de una forma casi posesiva. He soñado con esto casi toda mi vida, y ahora, Alister O’Connor, el chico del que estoy enamorada desde los siete años, ladea su rostro y presiona sus labios contra los míos.
Fuego, calor, un hormigueo incesante acude a mis labios. Y necesito más...