Al término de la Segunda Guerra Mundial se creó el Tribunal Penal Internacional, con el objetivo de castigar a los responsables de crímenes contra la humanidad. De esta manera, también surgió el Derecho penal internacional. Al principio, sus bases eran las mismas que las del Derecho internacional; posteriormente, los tribunales establecidos en la década de 1990 aplicaban su propio estatuto, pero seguían utilizando las de éste.
En la colección de ensayos que integran este libro se plantea un cambio de paradigma en relación con uno de los temas centrales de cualquier rama de la ciencia jurídica: el sistema de fuentes. Asimismo, se expone la autonomía del Derecho penal internacional, partiendo de las necesidades propias de la responsabilidad penal internacional, y se analizan los sistemas de fuentes de los tribunales penales y la relevancia de la jurisprudencia para determinar la existencia de un sistema jurídico autocontenido, con la finalidad de precisar las normas originarias del Derecho penal internacional
En la colección de ensayos que integran este libro se plantea un cambio de paradigma en relación con uno de los temas centrales de cualquier rama de la ciencia jurídica: el sistema de fuentes. Asimismo, se expone la autonomía del Derecho penal internacional, partiendo de las necesidades propias de la responsabilidad penal internacional, y se analizan los sistemas de fuentes de los tribunales penales y la relevancia de la jurisprudencia para determinar la existencia de un sistema jurídico autocontenido, con la finalidad de precisar las normas originarias del Derecho penal internacional