Peter Trawny, el editor de los recién publicados Cuadernos negros de Martin Heidegger, presenta en este ensayo una interpretación original y audaz del pensamiento de este filósofo, orientada a comprender la razón por la que el mismo Heidegger decidió publicar estos escritos personales, que ponen de manifiesto su relación con el régimen nazi y el antisemitismo.
Cuando en la conferencia De la esencia de la verdad Heidegger esclarecía en qué medida el «error» pertenece al evento de la verdad, señalaba con el mayor acierto el carácter de su pensamiento: abierto, errático, libre, anárquico, incierto… como los «caminos de bosque» de la Selva negra que tan bien conocía. Para Heidegger, el errar no solo es inevitable, sino que pertenece a la verdad misma… y no hay ninguna ley moral más allá del evento de la verdad y de su experiencia en el pensamiento. Es más, el bien y el mal son regiones de una topografía histórica en la que el hombre está siempre en camino, errando.
Yo no habría escrito este ensayo si no pensara que aquí, en esta «fuga del error», se congrega el caso de disputa que va unido con el nombre de Heidegger. Pues si el «error» ensambla el «claro», porque el «claro» necesita el «error», entonces el errar de Heidegger, sus extravíos, son un momento de la filosofía.
Cuando en la conferencia De la esencia de la verdad Heidegger esclarecía en qué medida el «error» pertenece al evento de la verdad, señalaba con el mayor acierto el carácter de su pensamiento: abierto, errático, libre, anárquico, incierto… como los «caminos de bosque» de la Selva negra que tan bien conocía. Para Heidegger, el errar no solo es inevitable, sino que pertenece a la verdad misma… y no hay ninguna ley moral más allá del evento de la verdad y de su experiencia en el pensamiento. Es más, el bien y el mal son regiones de una topografía histórica en la que el hombre está siempre en camino, errando.
Yo no habría escrito este ensayo si no pensara que aquí, en esta «fuga del error», se congrega el caso de disputa que va unido con el nombre de Heidegger. Pues si el «error» ensambla el «claro», porque el «claro» necesita el «error», entonces el errar de Heidegger, sus extravíos, son un momento de la filosofía.