Ante la racionalidad acotada se propone retomar la idea de Estado, convertido en un Estado Participativo, como un elemento en la interacción de las sociedades, basado en el reconocimiento de los sesgos en la racionalidad y, por ende, la imperfección en el actuar. Los agentes centrales no pueden comprender la heterogeneidad de los individuos existentes en las sociedades; por ello, la sociedad se puede estructurar en Organizaciones de la Sociedad Civil, como instituciones que den respuesta a las necesidades que los individuos reconocen. El Estado Participativo conlleva una relación entre el mercado, la acción gubernamental y la sociedad que interviene para hacer frente a sus necesidades.
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