"Ganar es de horteras" es un libro de Guillermo Ortiz con prefacio escrito por John Pinone que repasa desde el humor y la nostalgia los últimos 25 años de la ACB desde la perspectiva de un seguidor de Asefa Estudiantes crecido en el Ramiro de Maeztu. Una especie de biografía sentimental con el Estudiantes de baloncesto de fondo, o al revés: una especie de biografía sentimental de los últimos 25 años del Estudiantes con mi vida de fondo...
"Ganar es de horteras", repetía mi tío, como si nada, lo típico que uno dice para convencerse de que en el fondo no quiere ganar, que no quiere pasar por ese rito de euforia cutre descontrolada y canciones de David Bisbal. Pepe Reina presentando a Quique Bárcenas. Era mentira, claro. Cuando uno no quiere ganar y no gana, suspira aliviado y se larga en cuanto puede del sitio. Cuando quiere ganar y no gana, elabora teorías y frases estupendas. La estética es lo que queda después de las masacres. No volvimos a viajar para ver un partido del Estudiantes hasta 2008, cuando nos jugábamos el descenso en León. Ahí no había bromas que valieran. Ahí todo era instinto de supervivencia. Aún entonces, haciendo memoria, ese vicio estudiantil, bromeábamos con cuándo se jugaría la vuelta de la Korac contra el Barça, el partido que nunca existió, el que nunca aceptamos que existiera.
"Ganar es de horteras", repetía mi tío, como si nada, lo típico que uno dice para convencerse de que en el fondo no quiere ganar, que no quiere pasar por ese rito de euforia cutre descontrolada y canciones de David Bisbal. Pepe Reina presentando a Quique Bárcenas. Era mentira, claro. Cuando uno no quiere ganar y no gana, suspira aliviado y se larga en cuanto puede del sitio. Cuando quiere ganar y no gana, elabora teorías y frases estupendas. La estética es lo que queda después de las masacres. No volvimos a viajar para ver un partido del Estudiantes hasta 2008, cuando nos jugábamos el descenso en León. Ahí no había bromas que valieran. Ahí todo era instinto de supervivencia. Aún entonces, haciendo memoria, ese vicio estudiantil, bromeábamos con cuándo se jugaría la vuelta de la Korac contra el Barça, el partido que nunca existió, el que nunca aceptamos que existiera.