Afirmar que Aloysius Bertrand y su Gaspar de la noche reinauguran la poesía moderna —tan tarde como el segundo cuarto del siglo XIX— es o puede parecer excesivo; pero no tanto si se tiene en cuenta que aún no había ocurrido el simbolismo francés, y que ese libro inspiraría a Charles Baudelaire su concepto de la poesía en prosa. Bertrand entonces da pie y sienta las bases formales de esa propuesta; con la que luego los simbolistas tratarían de recuperar la capacidad reflexiva innata al arte.
Es por eso que Gaspar de la noche cobra nueva e inusitada importancia en el contexto de la segunda mitad del siglo XX. Igual queda la grandeza del libro en sí, lo mismo por su belleza que por ese alcance filológico suyo, su recurrencia a un imaginario con un efectivo poder simbólico. Para esta traducción se respetó la textura de su lenguaje, tratando de mantener ese valor simbólico de sus imágenes; reforzado con ilustraciones originales de Jackes Callot, uno de los referentes del autor, que subtituló su libro como “Imágenes a la manera de Rembrant y Callot”.
Es por eso que Gaspar de la noche cobra nueva e inusitada importancia en el contexto de la segunda mitad del siglo XX. Igual queda la grandeza del libro en sí, lo mismo por su belleza que por ese alcance filológico suyo, su recurrencia a un imaginario con un efectivo poder simbólico. Para esta traducción se respetó la textura de su lenguaje, tratando de mantener ese valor simbólico de sus imágenes; reforzado con ilustraciones originales de Jackes Callot, uno de los referentes del autor, que subtituló su libro como “Imágenes a la manera de Rembrant y Callot”.