El Macetón, un corpulento expolicía, ha caído en desgracia; se encuentra preso porque entró en una mala racha que comenzó en una prueba antidoping, forzándolo a cruzar la línea de la legalidad. Mientras sufre las consecuencias de su mala suerte porfía en proteger a quienes fueron sus cómplices. Él no sería capaz de cometer una deslealtad.
Adalberto es un litigante novato de físico menudo a quien le ha sido asignada la defensa del Macetón porque nadie de fuera se preocupa por ayudarlo. El abogado sabe que si gana el caso su carrera despegará.
Mientras el Macetón se niega a compartir información Adalberto se esmera en construirle una vía de salida recurriendo a toda clase de artimañas.
Pero el Macetón se ha dado por vencido. Se abstrae de su realidad soñando con Úrsula, la despampanante rubia estrella de un pequeño cabaret que ocupa sus pensamientos por defecto.
Cuando las cosas aparentan estar en su peor momento Adalberto encuentra el modo de salirse con la suya, abriendo el accidentado siguiente capítulo de ambas vidas.
Adalberto es un litigante novato de físico menudo a quien le ha sido asignada la defensa del Macetón porque nadie de fuera se preocupa por ayudarlo. El abogado sabe que si gana el caso su carrera despegará.
Mientras el Macetón se niega a compartir información Adalberto se esmera en construirle una vía de salida recurriendo a toda clase de artimañas.
Pero el Macetón se ha dado por vencido. Se abstrae de su realidad soñando con Úrsula, la despampanante rubia estrella de un pequeño cabaret que ocupa sus pensamientos por defecto.
Cuando las cosas aparentan estar en su peor momento Adalberto encuentra el modo de salirse con la suya, abriendo el accidentado siguiente capítulo de ambas vidas.