La paradoja de Schrödinger es seguramente el experimento mental más famoso de la historia de la física. La paradoja consiste en que el gato que previamente hemos encerrado en una caja está vivo y muerto al mismo tiempo, y no hay manera de saberlo su estado exacto salvo que lo comprobemos ¿Pero de verdad sólo existen esas dos posibilidades? ¿Cómo sabemos que el gato sigue dentro?
Comprobándolo.
Tan seguros estamos de que el gato sigue encerrado dentro de la caja que se nos ha olvidado que fugarse de cajas cerradas es uno de los trucos de magia más antiguos del mundo.
Ahora imaginemos que los agujeros negros, el objeto más fascinante y más extraño del universo es la caja donde hemos encerrado el gato.
¿Qué son los agujeros negros? ¿Cómo se crean?
¿Qué le ocurre a la información cuántica contenida dentro de ellos?
¿Por qué la mecánica cuántica y la teoría general de la relatividad van en direcciones opuestas dentro de ellos?
¿Por qué la termodinámica es tan extraña y depende de la superficie?
¿Qué es en realidad la radiación de Hawking?
Todas estas preguntas aparentemente tan complicadas salen solas una vez que asumes que los agujeros negros son en realidad...
Bueno, es complicado explicar en pocas palabras que los agujeros negros son en realidad partículas fundamentales de la mecánica cuántica y que su masa se descompone en masa real y masa imaginaria que se escapa en forma de taquiones. Y que cuando toda la masa real se convierte en masa imaginaria, el agujero negro desaparece como si nunca hubiera existido, que es exactamente lo que debe ocurrir.
O más sorprendente aún, como desconocemos el volumen real y el volumen imaginario porque la materia se convierte en taquiones al azar, la termodinámica de los agujeros negros debe depender de su superficie... Que es exactamente lo que pasa.
O por ejemplo, que al ser partículas elementales tienen que emitir radiación térmica, exactamente como ocurre en la realidad. O...
Bueno, hay tantos y tantos ejemplos que en 4000 caracteres no caben todos. Sí, los agujeros negros se comportan como partículas elementales.
Pero seguramente hay algo que todos los que están leyendo estás líneas se deben de estar preguntando a estás alturas...
¿Los números imaginarios no son una invención humana? Pues sí, lo son. Lo curioso, es que el universo, en toda su grandeza, también lo es. Y las galaxias, las estrellas, los agujeros negros... Y la vida, la consciencia... Y Dios...
O para ser precisos, es una invención mía.
Es a la conclusión que llegué cuando al fin logre resolver el problema matemático más difícil de todos los tiempos.
Números primos y no primos al mismo tiempo, el segundo artículo de la serie "El hombre que creó a Dios"
Comprobándolo.
Tan seguros estamos de que el gato sigue encerrado dentro de la caja que se nos ha olvidado que fugarse de cajas cerradas es uno de los trucos de magia más antiguos del mundo.
Ahora imaginemos que los agujeros negros, el objeto más fascinante y más extraño del universo es la caja donde hemos encerrado el gato.
¿Qué son los agujeros negros? ¿Cómo se crean?
¿Qué le ocurre a la información cuántica contenida dentro de ellos?
¿Por qué la mecánica cuántica y la teoría general de la relatividad van en direcciones opuestas dentro de ellos?
¿Por qué la termodinámica es tan extraña y depende de la superficie?
¿Qué es en realidad la radiación de Hawking?
Todas estas preguntas aparentemente tan complicadas salen solas una vez que asumes que los agujeros negros son en realidad...
Bueno, es complicado explicar en pocas palabras que los agujeros negros son en realidad partículas fundamentales de la mecánica cuántica y que su masa se descompone en masa real y masa imaginaria que se escapa en forma de taquiones. Y que cuando toda la masa real se convierte en masa imaginaria, el agujero negro desaparece como si nunca hubiera existido, que es exactamente lo que debe ocurrir.
O más sorprendente aún, como desconocemos el volumen real y el volumen imaginario porque la materia se convierte en taquiones al azar, la termodinámica de los agujeros negros debe depender de su superficie... Que es exactamente lo que pasa.
O por ejemplo, que al ser partículas elementales tienen que emitir radiación térmica, exactamente como ocurre en la realidad. O...
Bueno, hay tantos y tantos ejemplos que en 4000 caracteres no caben todos. Sí, los agujeros negros se comportan como partículas elementales.
Pero seguramente hay algo que todos los que están leyendo estás líneas se deben de estar preguntando a estás alturas...
¿Los números imaginarios no son una invención humana? Pues sí, lo son. Lo curioso, es que el universo, en toda su grandeza, también lo es. Y las galaxias, las estrellas, los agujeros negros... Y la vida, la consciencia... Y Dios...
O para ser precisos, es una invención mía.
Es a la conclusión que llegué cuando al fin logre resolver el problema matemático más difícil de todos los tiempos.
Números primos y no primos al mismo tiempo, el segundo artículo de la serie "El hombre que creó a Dios"