En la provincia de Neuquén hay un área conocida como el Triángulo de los Dinosarios, cuyos vértices están formados por los pueblos de El Chocón y Plaza Huincul, y por el Centro Paleontológico Lago Barreales. La zona, que tuvo un pasado próspero gracias a la obra pública y la explotación petrolera, entró en una crisis terminal como consecuencia de las privatizaciones de los años 90, con tasas de desocupación que superaron el ochenta por ciento. Y entonces, como tabla de salvación, llegaron los dinosaurios. Diversos hallazgos determinaron que allí se habían encontrado dos de los más grandes del mundo, y la región pasó a ser un polo turístico con museos repletos de fósiles por los que pasan miles de personas cada año. Pero poco se sabe de la guerra solapada que hay detrás de esos huesos que cuestan millones.
El periodista Miguel Prenz viajó a esos parajes y encontró una trama inquietante en la que intendentes, directores de museos y palentológos son capaces de todo para poner la firma al pie del dinosaurio más alto, más grande, más antiguo. Un intendente que sueña con convertir su pueblo en Disneylandia, otro que es retado a un duelo de pistolas por el director de un museo, una puestera que jura haber sido la verdadera descubridora de los fósiles son algunos de los personajes de este libro que se asemeja a una inmersión en el paisaje más inquietante de todos: el de la ambición humana.