En la década de los 70 la NASA envío dos pares de sondas al espacio exterior, las Pioneer 10 y 11 y las Voyager 1 y 2. Las cuatro eran portadoras de mensajes dirigidos a alguna hipotética civilización exterior y mostraban el planeta de origen de las sondas, información sobre la naturaleza de los seres que las enviaron y otros datos acerca de las costumbres, tecnología e historia del planeta Tierra.
El objetivo, según el astrofísico que las ideó, Carl Sagan, era dar a conocer a cualquier forma de vida superior, capaz de captar y descifrar los mensajes, que nuestro sistema solar alberga vida intelectiva que desea conocer más sobre sus orígenes y sobre el cosmos infinito.
Se esperaba que tardarían miles y miles de años en ser descubiertas; pero, en la frontera de la Heliosfera, las naves fueron interceptadas y nos han enviado su respuesta.
Quizá no debimos suministrar tanta información sobre nosotros, pero ya es demasiado tarde.
El objetivo, según el astrofísico que las ideó, Carl Sagan, era dar a conocer a cualquier forma de vida superior, capaz de captar y descifrar los mensajes, que nuestro sistema solar alberga vida intelectiva que desea conocer más sobre sus orígenes y sobre el cosmos infinito.
Se esperaba que tardarían miles y miles de años en ser descubiertas; pero, en la frontera de la Heliosfera, las naves fueron interceptadas y nos han enviado su respuesta.
Quizá no debimos suministrar tanta información sobre nosotros, pero ya es demasiado tarde.