"Sus cabellos rubio platino, que caían directo de las sienes, como es habitual en los cosacos, conservaban aún el color de la juventud, pero ya se habían enralecido de modo notable; de su frente hundida, lisa y blanca, emanaba así como antes inteligencia. En sus pequeños ojos castaños chispeaba por momentos el júbilo, precisamente el júbilo y no la burla, pero en general su mirada parecía cansada. La nariz larga, afilada otorgaba a la fisonomía de Gógol algo pícaro, zorruno; una impresión desfavorable producían asimismo sus labios abotagados, blandos, bajo los bigotes cortados..."
Iván Turguéniev
Iván Turguéniev