Una deliciosa manera de plantearle a los menores el problema de la obesidad, uno de los más graves de la salud pública.
Golosina y Perrozoso eran muy flojos. Comían, comían y comían. Y dormían, dormían y dormían. Pero un buen día, cuando despertaron de una siesta, estaban muy incómodos. ¡El sofá había encogido! ¡Los almohadones habían crecido! O al menos eso quisieron suponer…
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