Rubén Fresneda (Alcoy 1988) es licenciado en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia en la especialidad de Pintura. Desde 2011 lleva exponiendo en diferentes puntos de la comunidad Valenciana, como Alcoy, Alicante, Valencia y Puerto de Sagunto.
El pintor, en este proyecto llamado Gradaciones de lo cotidiano (The End), pretende mostrar en telas sobre lienzo como en nuestra realidad más cotidiana se sucede casi a diario el efecto plástico de la gradación sobre color. Un efecto que ocurre en espacios tan grandes como el cielo en sus horas crepusculares a algo tan pequeño como la gota de vino en una copa, todo ello desde una producción abstracta. Pero no sólo se representa eso en todas las piezas, sino que además, en los lienzos donde se representan elementos comestibles se produce en el espectador un efecto sinestésico: Mediante el color (y no por la forma) el espectador puede deducir de qué elemento se trata.
No todo acaba entre ese juego entre el cuadro y espectador. Existen otros dos temas en estos cuadros, por un lado la línea horizontal que hay en todas las piezas, que por defecto generan un paisaje en nuestra mente y por otro una dualidad y/o ambigüedad en todas las piezas, conseguida en gran parte por esa línea de horizonte, que crean la duda de si el cuadro que estamos mirando es un paisaje o un elemento comestible, ¿o es quizá las dos cosas?
El pintor, en este proyecto llamado Gradaciones de lo cotidiano (The End), pretende mostrar en telas sobre lienzo como en nuestra realidad más cotidiana se sucede casi a diario el efecto plástico de la gradación sobre color. Un efecto que ocurre en espacios tan grandes como el cielo en sus horas crepusculares a algo tan pequeño como la gota de vino en una copa, todo ello desde una producción abstracta. Pero no sólo se representa eso en todas las piezas, sino que además, en los lienzos donde se representan elementos comestibles se produce en el espectador un efecto sinestésico: Mediante el color (y no por la forma) el espectador puede deducir de qué elemento se trata.
No todo acaba entre ese juego entre el cuadro y espectador. Existen otros dos temas en estos cuadros, por un lado la línea horizontal que hay en todas las piezas, que por defecto generan un paisaje en nuestra mente y por otro una dualidad y/o ambigüedad en todas las piezas, conseguida en gran parte por esa línea de horizonte, que crean la duda de si el cuadro que estamos mirando es un paisaje o un elemento comestible, ¿o es quizá las dos cosas?