Gravitaciones de una máscara contiene seis artículos, seis aproximaciones acerca de variados temas que afectan al teatro contemporáneo, y apoyadas en representaciones recientes estrenadas en España o en la misma literatura dramática.
Sin más pretensiones que las de fomentar el debate, la autocrítica y el conocimiento dramatúrgico desde diferentes ópticas, esta obra pretende aportar la necesidad de seguir dialogando, de no silenciar el hecho teatral, en un país donde, en gran medida, si lo comparamos con otros géneros, escasea una buena biblioteca crítica del teatro contemporáneo.
No negaremos nuestra gran deuda con la visión internacionalista de Domingo Pérez Minik y de Gaceta de Arte. Tampoco podemos evitar que los seis textos críticos de este libro constituyan pretextos para poder recorrer una mínima muestra de algunos debates de fondo que nos interesan y que se han producido en la escena de los siglos XX y XXI.
Gravitar es caer a través del espacio con una identidad continua, pero distinta, envuelta en la máscara de lo que consideramos como teatro. Gravitar en el laberinto de la representación es impregnarse del interior del universo escénico, de los elementos que le dan forma y debatir activamente entre ellos. Gravitar es, por tanto, reconocerse en ese espacio, en sus literaturas invisibles y en sus materializaciones, aspectos que deben completar la geografía crítica de todo acto teatral.
Sin más pretensiones que las de fomentar el debate, la autocrítica y el conocimiento dramatúrgico desde diferentes ópticas, esta obra pretende aportar la necesidad de seguir dialogando, de no silenciar el hecho teatral, en un país donde, en gran medida, si lo comparamos con otros géneros, escasea una buena biblioteca crítica del teatro contemporáneo.
No negaremos nuestra gran deuda con la visión internacionalista de Domingo Pérez Minik y de Gaceta de Arte. Tampoco podemos evitar que los seis textos críticos de este libro constituyan pretextos para poder recorrer una mínima muestra de algunos debates de fondo que nos interesan y que se han producido en la escena de los siglos XX y XXI.
Gravitar es caer a través del espacio con una identidad continua, pero distinta, envuelta en la máscara de lo que consideramos como teatro. Gravitar en el laberinto de la representación es impregnarse del interior del universo escénico, de los elementos que le dan forma y debatir activamente entre ellos. Gravitar es, por tanto, reconocerse en ese espacio, en sus literaturas invisibles y en sus materializaciones, aspectos que deben completar la geografía crítica de todo acto teatral.