Sólo un libro extraordinario podría justificar un título tan ambicioso como el de Guerra –escribió un crítico-, y este lo es.
Sebastian Junger compartió durante quince meses la vida de un pelotón en un lugar remoto de Afganistán, con el propósito de averiguar lo que los soldados experimentan. No le interesaba lo que sucedía en aquella guerra, sino captar las experiencias y los sentimientos de unos soldados que se enfrentan al riesgo de la muerte cada día: la brutal violencia del combate, el miedo ante una emboscada, el aburrimiento en los momentos de inactividad, la camaradería que se forja en una situación extrema y la confianza que se establece entre unos hombres cuya supervivencia depende del compromiso total de cada uno.
La fuerza extraordinaria de este libro, escrito de manera directa, sin retórica ni artificio, permite entender que se haya mantenido durante muchos meses en las listas de los más vendidos en Estados Unidos, y augura que va a convertirse en un clásico. Porque, como ha dicho Philip Caputo: “No es una historia de guerra, sino un gran libro sobre la guerra”.