Gurú Tegh Bahadur, el noveno gurú de los sijs, vivió durante una de las épocas más turbulentas de la historia India. Su abuelo, el quinto Gurú Sij, Arjan Dev, fue ejecutado por el emperador mogol, Jahangir por haberse negado en aceptar el Islam. El padre de Gurú Tegh Bahadur, el sexto Gurú Sij, Gurú Hargobind luchó en muchas guerras impuestas por el Emperador Jahangir y su sucesor Shah Jahan. La tiranía mogol y la persecución de culto contra los hindús y los sijs llegó a la cima cuando Aurangzeb ascendió al trono en Delhi. Éste siempre fomentó su ambición en ver a la India convertida como la tierra del Islam y por ende empezó a destruir templos, obligando a los hindús en adoptar el Islam o enfrentarse a la muerte.
Temiendo la destrucción absoluta de su religión, un grupo de brahmanes del Kashmir visitaron a Amarnath, la morada del dios hindú Shiva, para invocar su misericordia. En Amarnath, Shiva los visitó en sueños suplicándoles que fueran a visitar a Gurú Tegh Bahadur y pedirle su ayuda para salvar el Dharma hindú.
Gurú Tegh Bahadur aceptó visitar a Aurangzeb en Delhi y abogar por la cesación de la persecución y los asesinatos de hindús. Sin embargo, en camino a Delhi, el Gurú fue arrestado en Agra y esposado en cadenas lo llevaron frente al emperador. Para otorgarle la salvación, se le pidió a Gurú Tegh Bahadur que adoptase el Islam o que realizara un milagro. El mismo se negó y fue ejecutado junto con tres de sus discípulos. A lo largo de la historia muchos santos, sabios y héroes han muerto por sus propias convicciones, pero ninguno jamás a dado la vida para proteger el culto ajeno o los ideales en los cuales no creía. A pesar de no creer en la fe, ni seguir la filosofía hindú, Gurú Tegh Bahadur, lleno con el espíritu de la benevolencia y el sacrificio, valientemente abogó por los hindús y murió para salvar el honor y en defender la libertad de culto sin temor alguno.
Temiendo la destrucción absoluta de su religión, un grupo de brahmanes del Kashmir visitaron a Amarnath, la morada del dios hindú Shiva, para invocar su misericordia. En Amarnath, Shiva los visitó en sueños suplicándoles que fueran a visitar a Gurú Tegh Bahadur y pedirle su ayuda para salvar el Dharma hindú.
Gurú Tegh Bahadur aceptó visitar a Aurangzeb en Delhi y abogar por la cesación de la persecución y los asesinatos de hindús. Sin embargo, en camino a Delhi, el Gurú fue arrestado en Agra y esposado en cadenas lo llevaron frente al emperador. Para otorgarle la salvación, se le pidió a Gurú Tegh Bahadur que adoptase el Islam o que realizara un milagro. El mismo se negó y fue ejecutado junto con tres de sus discípulos. A lo largo de la historia muchos santos, sabios y héroes han muerto por sus propias convicciones, pero ninguno jamás a dado la vida para proteger el culto ajeno o los ideales en los cuales no creía. A pesar de no creer en la fe, ni seguir la filosofía hindú, Gurú Tegh Bahadur, lleno con el espíritu de la benevolencia y el sacrificio, valientemente abogó por los hindús y murió para salvar el honor y en defender la libertad de culto sin temor alguno.