Al igual que sucedió en otras partes del occidente europeo, en Canarias algunos agentes sociales promovieron una serie de condiciones para favorecer el desarrollo de la salud a través de la higiene y el ejercicio físico. Entre los diferentes esfuerzos desarrollados, la higiene parece resumir la solución esencial que se impone para dar respuestas a las nuevas condiciones de la sociedad. Movimientos simples y esenciales, como la respiración o la marcha, fueron difundidos por algunos intelectuales, para obtener de ellos los mayores beneficios físicos y psicológicos. Colegios privados como el Colegio de Las Palmas (1892), el establecimiento de Segunda Enseñanza de Santa Cruz de Tenerife (1877), el Gimnasio Médico de Las Palmas (1887) abierto por el doctor Apolinario Macías, representaron valiosos ejemplos de la incorporación de estos hábitos en la sociedad insular. Además, los paseos en la naturaleza, tanto en la montaña como a orillas del mar, se revelan como terapias auxiliares para los médicos locales, que no dudan en recomendar la práctica termal o los baños de mar para la recuperación de sus pacientes. De hecho, la racionalización de las prácticas higiénicas fue moralmente legitimada por los más favorecidos, promoviendo y reforzando principios fundamentales en la orientación de los valores y nuevos modos de actuación social.
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