Esta Historia Breve de Bizancio tiene como objetivo principal acercar al lector a un mundo fascinante como lo fue la Edad Media en el Oriente romano de lengua griega, religión cristiana y vocación imperial, con sus ciudades fastuosas, su cultura con elementos orientales y occidentales y su sociedad de características únicas. Otro gran atractivo de este relato es, en
primer lugar, la Corte, con el lujo, los placeres, las intrigas, traiciones y conspiraciones; en segundo lugar, los emperadores, algunos de ellos con talento y valor y otros cobardes y pérfidos y, en tercer lugar, los personajes influyentes como los obispos, los monjes fanáticos y los generales con más exito, sin olvidar a
las mujeres que gobernaron el imperio de muchas formas, entre las que podemos citar a Teodora, Teófano, Irene la ateniense y Zoe. Ese marco de exotismo oriental mezclado con innumerables debates teológicos y filosóficos, hace que todo lo que se cuente sobre Bizancio tenga tintes mágicos y asombrosos.
Sin embargo, los protagonistas de esta maravillosa historia fueron seres de carne y hueso que construyeron un mundo propio con características notables. Siempre se dijo que la importancia de Bizancio fue haber logrado la subsistencia de la cultura antigua durante la Edad Media y luego haber conseguido efectuar la
transmisión de los conocimientos y los textos filosóficos hacia Occidente. Eso es una verdad, pero no la única. Bizancio, gracias a la acción de sus grandes hombres y mujeres, fue un mundo dinámico, cambiante, una sociedad perfectamente definida que buscó siempre que pudo el bienestar de sus ciudadanos y el florecimiento de su cultura y conocimientos. Fue el baluarte de Occidente contra los musulmanes, es cierto, pero también fue de una enorme y fundamental influencia sobre el mundo árabe ilustrado, conformando el único ejemplo en la historia de una sociedad medieval que no diferenció entre Occidente y Oriente, ya que aunaba los dos mundos.
Si este trabajo contribuye a una mejor comprensión de esta enorme civilización que vivió 1.123 años y se perdió para siempre un fatídico 29 de mayo de 1453, habrá cumplido su objetivo principal.
primer lugar, la Corte, con el lujo, los placeres, las intrigas, traiciones y conspiraciones; en segundo lugar, los emperadores, algunos de ellos con talento y valor y otros cobardes y pérfidos y, en tercer lugar, los personajes influyentes como los obispos, los monjes fanáticos y los generales con más exito, sin olvidar a
las mujeres que gobernaron el imperio de muchas formas, entre las que podemos citar a Teodora, Teófano, Irene la ateniense y Zoe. Ese marco de exotismo oriental mezclado con innumerables debates teológicos y filosóficos, hace que todo lo que se cuente sobre Bizancio tenga tintes mágicos y asombrosos.
Sin embargo, los protagonistas de esta maravillosa historia fueron seres de carne y hueso que construyeron un mundo propio con características notables. Siempre se dijo que la importancia de Bizancio fue haber logrado la subsistencia de la cultura antigua durante la Edad Media y luego haber conseguido efectuar la
transmisión de los conocimientos y los textos filosóficos hacia Occidente. Eso es una verdad, pero no la única. Bizancio, gracias a la acción de sus grandes hombres y mujeres, fue un mundo dinámico, cambiante, una sociedad perfectamente definida que buscó siempre que pudo el bienestar de sus ciudadanos y el florecimiento de su cultura y conocimientos. Fue el baluarte de Occidente contra los musulmanes, es cierto, pero también fue de una enorme y fundamental influencia sobre el mundo árabe ilustrado, conformando el único ejemplo en la historia de una sociedad medieval que no diferenció entre Occidente y Oriente, ya que aunaba los dos mundos.
Si este trabajo contribuye a una mejor comprensión de esta enorme civilización que vivió 1.123 años y se perdió para siempre un fatídico 29 de mayo de 1453, habrá cumplido su objetivo principal.