Una de las obras clave de Borges: una reflexión sobre el tiempo, el infinito y lo finito.
«Si los destinos de Edgar Allan Poe, de los vikingos, de Judas Iscariote y de mi lector secretamente son el mismo destino -el único destino posible-, la historia universal es la de un solo hombre.»
En los tratados contenidos en este volumen, Borges habla de la esencia del tiempo, que se concreta bien en el mecanismo de una metáfora, bien en una refutación filosófica. El asunto es la coincidencia, la ocupación de un mismo lugar físico o mental, la repetición, la versión. Así, el ensayo sobre los traductores de Las mil y una noches tiene su eco en los símiles de la literatura germánica antigua; la doctrina de los ciclos halla su espejo en las enseñanzas de la termodinámica. Historia de la eternidad, cuya primera edición data de 1936, prefigura ya los contornos del Borges del medio siglo posterior.