El ateniense Tucídides, nacido el año 460 a. C y fallecido alrededor del 395 a. C, era hijo de un rico propietario de minas, siendo su madre una noble tracia. Por pertenecer a la clase alta de Atenas, fue educado en la tradición literaria y científica propia del siglo V a. C., lo mismo que Platón y otros atenienses del momento.
Ocupó puestos políticos y militares. Así, fue designado estratega y hubo de comandar una flota para romper el asedio de Anfípolis. Fracasó en el empeño y la ciudad fue tomada por los enemigos, lo que le valió la pena de exilio.
Ese fracaso y posterior castigo fue el inicio de su tarea de escritor, por la que se le recuerda hasta el día de hoy. Su “Historia de la Guerra del Peloponeso” hace de él uno de los grandes historiadores: lejos de hacer intervenir a los dioses en los actos humanos, como era usual en otros relatos, pensó que debía atender a la sucesión de los acontecimientos humanos, respetando su devenir, y entender que en ellos solo participan los hombres, por lo que las causas de ellos deben ser buscadas en sus agentes. Esa perspectiva, que puede decirse moderna, le lleva a analizar las causas psicológicas de los protagonistas.
En la presente obra se ofrece a la vista del lector la confrontación entre la Liga de Esparta y la de Atenas, motivada por el creciente expansionismo político y económico de la segunda. Fue, pues, una contienda entre griegos, una verdadera guerra civil.
Ocupó puestos políticos y militares. Así, fue designado estratega y hubo de comandar una flota para romper el asedio de Anfípolis. Fracasó en el empeño y la ciudad fue tomada por los enemigos, lo que le valió la pena de exilio.
Ese fracaso y posterior castigo fue el inicio de su tarea de escritor, por la que se le recuerda hasta el día de hoy. Su “Historia de la Guerra del Peloponeso” hace de él uno de los grandes historiadores: lejos de hacer intervenir a los dioses en los actos humanos, como era usual en otros relatos, pensó que debía atender a la sucesión de los acontecimientos humanos, respetando su devenir, y entender que en ellos solo participan los hombres, por lo que las causas de ellos deben ser buscadas en sus agentes. Esa perspectiva, que puede decirse moderna, le lleva a analizar las causas psicológicas de los protagonistas.
En la presente obra se ofrece a la vista del lector la confrontación entre la Liga de Esparta y la de Atenas, motivada por el creciente expansionismo político y económico de la segunda. Fue, pues, una contienda entre griegos, una verdadera guerra civil.