Francisco Javier Simonet y Bacca (1829-1897), compañero de estudios de Juan Valera y Antonio Cánovas del Castillo, catedrático de árabe de la Universidad de Granada, fue premiado por la Academia de la Historia en reconocimiento a su magno estudio sobre los mozárabes españoles que ahora se ofrece en estas páginas.
Junto a R. Dozy, Simonet es el principal arabista español del siglo XIX. Los dos vincularon el grave deterioro de las minorías cristiana y judía ("gentes del Libro", como eran reconocidas por los mahometanos) en el mundo musulmán de España al gobierno de los almorávides, monjes guerreros procedentes del Sahara que profesaban una interpretación en extremo rigorista del islam y que fueron bien recibidos en la península por ulemas y alfaquíes, que de antemano se habían ya inclinado por un rigorismo no menor que el de los recién llegados.
Los mozárabes, cristianos arabizados que vivieron bajo el dominio musulmán, representaban más del noventa por ciento de la población durante el primer siglo de dicho dominio y en el siglo XII se habían reducido a menos de la mitad. Durante ciertos periodos disfrutaron de una calma relativa, pero en algunos otros hubieron de sufrir persecuciones. La primera parece que sucedió en Córdoba durante la década que va del año 850 al 890. Entonces fueron deportados en masa al norte de África, desapareciendo todos ellos de las zonas urbanas.
Cuando la vida fluía sin esas tensiones, eran considerados "dimmíes" por la legislación islámica, como "no creyentes" a los que, igual que a los judíos, se les permitían sus prácticas religiosas, si bien no podían construir iglesias nuevas ni reparar las viejas. Además, tenían que pagar impuestos de los que estaban libres los individuos de religión musulmana. A ello se debieron seguramente las más de las conversiones al islam. Éstos eran los muladíes.
Junto a R. Dozy, Simonet es el principal arabista español del siglo XIX. Los dos vincularon el grave deterioro de las minorías cristiana y judía ("gentes del Libro", como eran reconocidas por los mahometanos) en el mundo musulmán de España al gobierno de los almorávides, monjes guerreros procedentes del Sahara que profesaban una interpretación en extremo rigorista del islam y que fueron bien recibidos en la península por ulemas y alfaquíes, que de antemano se habían ya inclinado por un rigorismo no menor que el de los recién llegados.
Los mozárabes, cristianos arabizados que vivieron bajo el dominio musulmán, representaban más del noventa por ciento de la población durante el primer siglo de dicho dominio y en el siglo XII se habían reducido a menos de la mitad. Durante ciertos periodos disfrutaron de una calma relativa, pero en algunos otros hubieron de sufrir persecuciones. La primera parece que sucedió en Córdoba durante la década que va del año 850 al 890. Entonces fueron deportados en masa al norte de África, desapareciendo todos ellos de las zonas urbanas.
Cuando la vida fluía sin esas tensiones, eran considerados "dimmíes" por la legislación islámica, como "no creyentes" a los que, igual que a los judíos, se les permitían sus prácticas religiosas, si bien no podían construir iglesias nuevas ni reparar las viejas. Además, tenían que pagar impuestos de los que estaban libres los individuos de religión musulmana. A ello se debieron seguramente las más de las conversiones al islam. Éstos eran los muladíes.