Esta historia que vais a leer me la contó una gallina a la que liberé de un ponedero de huevos de batería. A la pobre la tenían encerrada en una jaula, conectada a una batería eléctrica con las luces encendidas las veinticuatro horas del día. Eso lo hacían con la intención de engañarla, para que no se durmiera y pusiera huevos y huevos sin parar. Esa gallina no estaba sola en el ponedero: cientos de ellas, a su lado, ponían un huevo tras otro sin rechistar, cacareando historias extraordinarias que solo las gallinas iniciadas conocen...
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