Heródoto, a quien Cicerón llamó padre de la historia, obró la transición, decisiva para la humanidad, de una concepción mítica a otra racionalista e ilustrada en la interpretación de las acciones de los hombres.
Heródoto (Halicarnaso de Caria, c. 484 a.C.), a quien Cicerón llamó padre de la historia, obró la transición, decisiva para la humanidad, de una concepción mítica a otra racionalista e ilustrada en lo que a interpretación de las acciones de los hombres se refiere. Para narrar las Guerras Médicas que enfrentaron a griegos y persas en el siglo V a.C., relatando desde el pasado lejano al próximo y abarcando todo el mundo conocido en su época (tal es el contenido de su Historia), no se inspiró en los heroicos modelos épicos de Homero, ni en los relatos idealizadores con los que en su tiempo se embellecía la vida de personajes poderosos (genealogías) y la fundación de ciudades (relatos fundacionales), y fue mucho más allá que los logógrafos (sus precursores inmediatos en la narración de hechos históricos) y los géneros geográficos de los periplos y las descripciones de la tierra. Su empeño consistió en preservar del olvido las gestas humanas, y en determinar la responsabilidad moral (a menudo la causa de los males). Con él la época mítica deja de considerarse historia y se convierte en prehistoria de los griegos. Y a partir de él será el ser humano, individual o colectivamente, con sus grandezas y miserias, el centro de ese nuevo género literario que conocemos como historiografía. En el "Proemio", Heródoto declara su intención de salvar del olvido las hazañas de las generaciones que le precedieron, de investigar las causas de las Guerras Médicas centrándose en lo humano y en lo admirable realizado tanto por bárbaros como por griegos. En el libro primero se narra el pasado remoto de los persas: Creso, primer agresor en época histórica contra los griegos de Asia, y su derrota frente a Ciro, fundador del imperio persa. Este primer libro describe el crecimiento del imperio, y se centra fundamentalmente, además de en los persas, en lidios, babilonios y el pueblo nómada de los maságetas, todos ellos víctimas del irreprimible afán expansionista. El libro segundo trata del siguiente pueblo agredido por los persas: Egipto, del que describe geografía y etnografía e historia desde los tiempos más remotos hasta el faraón Ámasis.
Traducción y notas de C. Schrader. Introducción de de F. Rodríguez Adrados. Revisada por M. Jufresa Muñoz.