Pedro García Martín (profesor de historia en la Universidad Autónoma de Madrid y escritor) realiza en este libro un original análisis, mediante el diálogo entre textos e imágenes, de la historia y significado de las Cruzadas. Distinguiendo tres períodos en la cronología de las mismas:
Uno clásico entre el ¡Dios lo quiere! del papa Urbano II en 1095 y la muerte prematura de San Luis en 1270, cuando se pone en práctica la operación libertadora de Jerusalén a lo largo de ocho campañas, en consonancia con la doctrina de la guerra santa cultivada en el imaginario del feudalismo.
Otro moderno, entre la caída de Constantinopla en 1453 y el segundo cerco de Viena en 1683, donde las nuevas realidades políticas y religiosas van distanciando la idea redentoria de su matriz medieval hacia nuevas formulaciones. De manera que el caballero andante toma el relevo del paladín cruzado y las órdenes caballerescas lo hacen de las militares.
Y otro contemporáneo, que ha llegado hasta hoy mismo en forma de perversión del mito original, utilizado por dictadores para legitimar sus guerras y regímenes, por extremistas para reivindicar sus acciones armadas y por el lenguaje subliminal de la publicidad.
Uno clásico entre el ¡Dios lo quiere! del papa Urbano II en 1095 y la muerte prematura de San Luis en 1270, cuando se pone en práctica la operación libertadora de Jerusalén a lo largo de ocho campañas, en consonancia con la doctrina de la guerra santa cultivada en el imaginario del feudalismo.
Otro moderno, entre la caída de Constantinopla en 1453 y el segundo cerco de Viena en 1683, donde las nuevas realidades políticas y religiosas van distanciando la idea redentoria de su matriz medieval hacia nuevas formulaciones. De manera que el caballero andante toma el relevo del paladín cruzado y las órdenes caballerescas lo hacen de las militares.
Y otro contemporáneo, que ha llegado hasta hoy mismo en forma de perversión del mito original, utilizado por dictadores para legitimar sus guerras y regímenes, por extremistas para reivindicar sus acciones armadas y por el lenguaje subliminal de la publicidad.