Este libro es una visita a una época que pareciera pasada pero que
continúa vibrante, diseminada por las áreas periféricas de cierta
cultura previsible.
Fueron aquellos tiempos en los que el proceso creativo era resistencia
cultural, donde surgían lugares y personajes con nuevas propuestas y luz
propia. En su caos inspirador, elemental, se expresaron ajenos al sayo
que limita la gran aventura de crear. Los artistas que aquí recordamos
no se han extinguido: el árbol se sigue plantando, aun vecino a la
maleza transgénica anticreativa.
No se trata de recuperar ninguna saga jamás perdida, sino de sumergirnos
por medio del lenguaje en los vestigios que vuelven a ser semilla, donde
ya no llora la Biblia junto a ningún calefón sino que surge vivaz, libre
total y siempre accesible la verdadera risa de una cultura popular, para
deleite de tantos quiméricos sueños nuevamente vueltos realidad.
continúa vibrante, diseminada por las áreas periféricas de cierta
cultura previsible.
Fueron aquellos tiempos en los que el proceso creativo era resistencia
cultural, donde surgían lugares y personajes con nuevas propuestas y luz
propia. En su caos inspirador, elemental, se expresaron ajenos al sayo
que limita la gran aventura de crear. Los artistas que aquí recordamos
no se han extinguido: el árbol se sigue plantando, aun vecino a la
maleza transgénica anticreativa.
No se trata de recuperar ninguna saga jamás perdida, sino de sumergirnos
por medio del lenguaje en los vestigios que vuelven a ser semilla, donde
ya no llora la Biblia junto a ningún calefón sino que surge vivaz, libre
total y siempre accesible la verdadera risa de una cultura popular, para
deleite de tantos quiméricos sueños nuevamente vueltos realidad.