Algo extraño sucede en el Hotel Isabel. Varias personas están involucradas y ninguna de ellas parece tener la vida asegurada. Los visitantes extranjeros no se enteran de lo que sucede en este sitio. Ellos también han sido absorbidos por el movimiento de una ciudad que sobrepasa su imaginación. Los delincuentes se pasean a sus anchas y nadie puede detener su sonrisa.
Y aun así se sobrevive sin pausas. Pareciera que los huéspedes de este modesto hotel se encuentran unidos por una misma desgracia. El D.F. se ha concentrado en un edificio de piedra y muchas vidas están en riesgo. El drama crece de forma silenciosa y continuada ante la mirada de Frank, el Artista Henestrosa, un hombre sin ambiciones y carente de temas y opiniones importantes. A él le ha tocado contar la historia. Muchas voces se abren paso en la novela, y si prestamos un poco de atención a lo que aquí sucede nos daremos cuenta de que en este hotel también existe un cuarto para cada uno de nosotros. Extranjeros, artistas, sicarios, actores, hombres sin un destino novelesco, todos se han reunido bajo la sombra y la luz de una ciudad que nadie podrá narrar: el Distrito Federal.
"Yo mismo he sido inquilino de este hotel y he puesto toda mi concentración para reconocer esas voces que cada vez escucho con más insomnio y terror. No obstante dicha zozobra soy yo el responsable de abrir esta vez la puerta a los invitados. Espero que se encuentren como en su propia casa."
Guillermo Fadanelli
Y aun así se sobrevive sin pausas. Pareciera que los huéspedes de este modesto hotel se encuentran unidos por una misma desgracia. El D.F. se ha concentrado en un edificio de piedra y muchas vidas están en riesgo. El drama crece de forma silenciosa y continuada ante la mirada de Frank, el Artista Henestrosa, un hombre sin ambiciones y carente de temas y opiniones importantes. A él le ha tocado contar la historia. Muchas voces se abren paso en la novela, y si prestamos un poco de atención a lo que aquí sucede nos daremos cuenta de que en este hotel también existe un cuarto para cada uno de nosotros. Extranjeros, artistas, sicarios, actores, hombres sin un destino novelesco, todos se han reunido bajo la sombra y la luz de una ciudad que nadie podrá narrar: el Distrito Federal.
"Yo mismo he sido inquilino de este hotel y he puesto toda mi concentración para reconocer esas voces que cada vez escucho con más insomnio y terror. No obstante dicha zozobra soy yo el responsable de abrir esta vez la puerta a los invitados. Espero que se encuentren como en su propia casa."
Guillermo Fadanelli