Hay que leer con atención el libro y uno se va dando cuenta, poco a poco, de que se trata de un texto de secretos vasos comunicantes, de caprichos muy personales, donde el cine es un pretexto para hablar de historia, de filosofía, de trivia, de dudas o incluso de modelos de construcción dramática. He leído estas Imágenes escritas de un soplo y uno se va dando cuenta de que los textos no sólo fueron concebidos para publicaciones aisladas. Hay textos que no existen sino en este Libro. Ellos sirven de tejido interno para que el volumen haya sido levantado casi como una novela cinéfila, en la cual hay un planteamiento a través de la prehistoria (los Lumiere, Mélies, Caligari, Stroheim, el slapstick, Murnau, Dreyer ... ), se abre el horizonte con los que atravesaron del mudo al sonoro (Von Sternberg, Lang, Renoir, Ford .. .), para luego entrar en el territorio de los conflictos (Welles, Hawks, Powell, Reed, Donen, De Sica, en fin, Ozu, Mann, Ray ... ), llegar a los mejores clímax del cinéma d'auteur (Truffaut, Fellini, Wilder, Visconti, Bergman ... ) hasta cabalgar en desenlaces abiertos en los que González mezcla a Coppola con Víctor Erice y concluye, como buen crítico de la ciudad de Medellín, con Wim Wenders.
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