Este volumen de relatos trata sobre seres que habitan en sus propios mundos, mundos interiores, particulares, íntimos. Que no se conforman con la realidad palpable y medible y buscan dentro de sí, a través de la estela de los sueños, un nuevo camino que, quizás, les conduzca a la felicidad o a la locura.
Los protagonistas de estas historias, desde el poeta que lucha contra la incomprensión del mundo, hasta el niño que intenta detener el tiempo, y que, tal vez, lo consigue; pasando por la mujer que vive de las hierbas, el hombre que se convierte en ángel de la guarda de las mujeres que sufren o toda una variedad de criaturas sometidas a la crueldad del destino, son todos ellos habitantes de esos infiernos interiores a los que a veces nos condenamos a nosotros mismos.
Escritas con un lenguaje sencillo y directo, estas diecisiete breves narraciones son pequeñas metáforas de la condición humana, de la propia vida, de lo bueno y lo malo que llevamos dentro. Los personajes caminan sobre el borde del abismo de su propia existencia, siempre al filo de la derrota definitiva, entre el delirio y la razón, víctimas de una sociedad en la que no encajan, pero de la que forman parte. Son piezas defectuosas de la maquinaria implacable que hace avanzar el mundo en una sola dirección.
Los protagonistas de estas historias, desde el poeta que lucha contra la incomprensión del mundo, hasta el niño que intenta detener el tiempo, y que, tal vez, lo consigue; pasando por la mujer que vive de las hierbas, el hombre que se convierte en ángel de la guarda de las mujeres que sufren o toda una variedad de criaturas sometidas a la crueldad del destino, son todos ellos habitantes de esos infiernos interiores a los que a veces nos condenamos a nosotros mismos.
Escritas con un lenguaje sencillo y directo, estas diecisiete breves narraciones son pequeñas metáforas de la condición humana, de la propia vida, de lo bueno y lo malo que llevamos dentro. Los personajes caminan sobre el borde del abismo de su propia existencia, siempre al filo de la derrota definitiva, entre el delirio y la razón, víctimas de una sociedad en la que no encajan, pero de la que forman parte. Son piezas defectuosas de la maquinaria implacable que hace avanzar el mundo en una sola dirección.