Hay ideas que gustan o que no agradan, que dejan indiferente y otras que inspiran. Este libro está dedicado a este último tipo de ideas y, sobre todo, a las actitudes que las hacen posibles. Porque la creatividad —como la vida— no es cuestión de técnica, sino de actitud. Además, las técnicas se olvidan y las actitudes se contagian porque inspiran.
La mayoría de decisiones, tanto personales como profesionales, no las tomamos en función de lo que sabemos (conocimientos), sino de cómo pensamos (actitudes). Pensar de forma creativa nos permite hallar recursos donde antes sólo veíamos limitaciones. Por ello, la autora propone un inspirador recorrido por distintas actitudes para potenciar el pensamiento creativo. Porque tener conocimientos suma, pero tener actitud multiplica.
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