Mi nombre es Jane Doe y soy la peor hija del mundo. Me he ganado el título, pues me acuesto con la peor pesadilla de mi padre. El hombre más obsesionado con matarle.
Vivo en una ciudad donde reina la ley marcial. Rodeada de esvásticas, la tercera guerra mundial se ha apoderado de mi ciudad, Fénix Negro — antes de la guerra Phoenix, Arizona — una de las pocas que quedan en pie en los Estados Unidos. Gobernada por nazis, con toque de queda nocturno, tanques y soldados en las calles con el propósito de “defender al ciudadano y al orden”. Es cierto que tras los muros de hierro y la cúpula de energía sólo queda un cielo negro de noche y tormenta de arena de día. ¿Fuera? Chatarra, viento, radiación y unos gruñidos inquietantes.
Para colmo, mi padre es el general del ejército, al mando de Christopher Wolf, un científico y estratega demente que vive encerrado en la cima de “La Torre Negra”, su pequeño bastión. ¿Y quién es mi hombre? Jack, el líder de Pluma Blanca, la organización que ejerce resistencia armada contra el gobierno.
¿Porqué salgo con él? Porque detesto todo lo que mi padre y mi ciudad representan. Por más que mi padre ha intentado educarme, sólo ha conseguido que me rebele. Eso, y que cada dos semanas el “Doctor Wolf” me visitaba. Analíticas de sangre, tests escritos y registros de actividad cerebral. Tuve una infancia preciosa por haber nacido… no sé muy bien donde ni cómo. Lo que sí sé es que nunca conocí a mi madre, y que mi padre es un hombre “mundano”. Yo, en cambio, soy una “vitalista”.
¿Qué significa eso? Que soy la mayor pirómana de toda la ciudad a cambio de quemar mi propia alma. Que literalmente, yo soy el fénix de la ciudad. Por el otro lado, Jack es otro “mago”. Concretamente, el acero de los muros. A costa de consumir su alma, su cuerpo se vuelve tan fuerte y duro como el metal mismo.
¿El problema? Que somos los únicos “magos” de la ciudad. Al menos, los únicos en el bando de los buenos. El “bueno” de Wolf ha creado en su pequeña torre un puñado de engendros enmascarados capaces de controlar fuego, hielo, aire y tierra. La pequeña élite privada de mi padre, a lo que se suman, por supuesto, tanques y un ejército de nazis que inunda las calles como hormigas enfurecidas.
Advertencia: Un romance paranormal y oscuro con contenido explícito, dirigido a una audiencia madura. Basado en una distopía post-apocalíptica, incluye elementos de ciencia ficción, nazismo, ocultismo y fantasía.
Vivo en una ciudad donde reina la ley marcial. Rodeada de esvásticas, la tercera guerra mundial se ha apoderado de mi ciudad, Fénix Negro — antes de la guerra Phoenix, Arizona — una de las pocas que quedan en pie en los Estados Unidos. Gobernada por nazis, con toque de queda nocturno, tanques y soldados en las calles con el propósito de “defender al ciudadano y al orden”. Es cierto que tras los muros de hierro y la cúpula de energía sólo queda un cielo negro de noche y tormenta de arena de día. ¿Fuera? Chatarra, viento, radiación y unos gruñidos inquietantes.
Para colmo, mi padre es el general del ejército, al mando de Christopher Wolf, un científico y estratega demente que vive encerrado en la cima de “La Torre Negra”, su pequeño bastión. ¿Y quién es mi hombre? Jack, el líder de Pluma Blanca, la organización que ejerce resistencia armada contra el gobierno.
¿Porqué salgo con él? Porque detesto todo lo que mi padre y mi ciudad representan. Por más que mi padre ha intentado educarme, sólo ha conseguido que me rebele. Eso, y que cada dos semanas el “Doctor Wolf” me visitaba. Analíticas de sangre, tests escritos y registros de actividad cerebral. Tuve una infancia preciosa por haber nacido… no sé muy bien donde ni cómo. Lo que sí sé es que nunca conocí a mi madre, y que mi padre es un hombre “mundano”. Yo, en cambio, soy una “vitalista”.
¿Qué significa eso? Que soy la mayor pirómana de toda la ciudad a cambio de quemar mi propia alma. Que literalmente, yo soy el fénix de la ciudad. Por el otro lado, Jack es otro “mago”. Concretamente, el acero de los muros. A costa de consumir su alma, su cuerpo se vuelve tan fuerte y duro como el metal mismo.
¿El problema? Que somos los únicos “magos” de la ciudad. Al menos, los únicos en el bando de los buenos. El “bueno” de Wolf ha creado en su pequeña torre un puñado de engendros enmascarados capaces de controlar fuego, hielo, aire y tierra. La pequeña élite privada de mi padre, a lo que se suman, por supuesto, tanques y un ejército de nazis que inunda las calles como hormigas enfurecidas.
Advertencia: Un romance paranormal y oscuro con contenido explícito, dirigido a una audiencia madura. Basado en una distopía post-apocalíptica, incluye elementos de ciencia ficción, nazismo, ocultismo y fantasía.