Coripo, uno de los últimos poetas de la Antigüedad clásica, nos ha legado una epopeya sobre la conquista del norte de África en el siglo VI y una elegante descripción de la fastuosa corte bizantina.
El poeta Flavio Cresconcio Coripo, del siglo VI d.C., compuso hacia el año 550 en lengua latina la épica Juánide, que relata la conquista del norte de África por los bizantinos bajo la dirección de Juan Troglita en 546. Poco sabemos de él salvo lo que aparece en sus poemas. Parece que, a raíz de su obra épica, fue invitado a Constantinopla, donde se le concedió un cargo oficial en la Corte y residió el resto de su vida. En Constantinopla escribió, también en latín, el Panegírico de Justino II, que refiere la muerte de Justino I y la coronación de su sucesor, Justino II (quien reinó entre 565 y 567), con los primeros hechos de su periodo.
Cabe destacar de la Juánide las descripciones de los pueblos (bereberes y mauri) y de la geografía del África romana, que Coripo conocía bien. Los aspectos etnográficos se describen con una precisión superior a la de Procopio, la otra fuente para los acontecimientos bélicos del norte de África en el siglo VI. En el estilo toma como modelos a los clásicos de la epopeya latina: Virgilio, y Lucano, y aunque Coripo no era nativo de Italia, escribe en un latín elegante.
En cuanto al Panegírico, interesa la descripción de las ceremonias y la vida cotidiana dela corte bizantina, la capital del Imperio Romano de Oriente, con su lujo desmedido, el fasto, el ritual litúrgico de Santa Sofía, las intrigas. Un testimonio histórico de gran valor.