Los senderos de mi Árbol Sefirótico me condujeron a Jerusalén, donde el Rabino Zev ben Itzjak permitió que me asomara a los mundos secretos de la Kabbalah, fueron esos senderos sefiróthicos, los que me llevaron a hurgar en la biblioteca Papal del Vaticano para sumergirme en los Libros Sagrados, gracias a ello analice las religiones e investigué sus divergencias y por sobre todo sus convergencias.
Comprendí las enseñanzas de los Enviados Divinos, como Adam, Abraham, Moisés, Akiba, Buda, Jesús y Mahoma, descubriendo que ningún camino nos llevará a la felicidad, pues la felicidad es encontrar nuestra senda, en nuestro propio Árbol de la Vida.
Escribí este libro porque el siglo XXI abrirá a toda la humanidad un espacio espiritual nunca visto. Es el siglo de las revelaciones, como dice el Libro Sagrado, y este es el momento de la “evangelización cabalística”, donde comprenderemos que no hay lugar para la mal llamada guerra religiosa, porque la Kabbalah Judeo-Cristiana nos permite cruzar las puertas hacia la unión de las almas, donde todos y cada uno de nosotros somos piezas muy importantes en este Lógico Plan Divino.
Que el Cielo los ilumine.
César Leo Marcus - 2005
Comprendí las enseñanzas de los Enviados Divinos, como Adam, Abraham, Moisés, Akiba, Buda, Jesús y Mahoma, descubriendo que ningún camino nos llevará a la felicidad, pues la felicidad es encontrar nuestra senda, en nuestro propio Árbol de la Vida.
Escribí este libro porque el siglo XXI abrirá a toda la humanidad un espacio espiritual nunca visto. Es el siglo de las revelaciones, como dice el Libro Sagrado, y este es el momento de la “evangelización cabalística”, donde comprenderemos que no hay lugar para la mal llamada guerra religiosa, porque la Kabbalah Judeo-Cristiana nos permite cruzar las puertas hacia la unión de las almas, donde todos y cada uno de nosotros somos piezas muy importantes en este Lógico Plan Divino.
Que el Cielo los ilumine.
César Leo Marcus - 2005