Cine y literatura han colaborado estrechamente con desigual resultado. Grandes textos literarios dieron lugar a mediocres filmes, mientras que mediocres textos se convirtieron en notables películas. Lo cierto es que son muchos los filmes basados en obras de los grandes clásicos (Shakespeare, Dostoievski, Verne). Sin embargo, la influencia de Kafka en el cine es doble, y ahí radica la originalidad de este trabajo, pues no solamente son numerosas las películas y cortos basados en la obra y vida del escritor checo (El proceso, El castillo, La metamorfosis), sino que ese mundo extraño y laberíntico que Kafka concibiera, conceptualizado bajo la denominación de kafkiano, se ha convertido en una categoría inspiradora inagotable de numerosísimas obras literarias y cinematográficas como La audiencia, de ferreri (1971), El desierto de los tártaros, de Zurlini (1976) o Brazil, de Gilliam (1985).
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