La alegría es una emoción muy positiva relacionada con la satisfacción y el bienestar, pero los niños deben comprender que no se puede estar contento siempre, que cada persona siente alegría ante situaciones diferentes y, como toda emoción, tienen diferentes niveles de intensidad dependiendo de qué la provoque. También es importante enseñarles a relacionar la alegría con el optimismo y el ser capaz de ver las cosas que les pasan desde el lado positivo.
Con estos cinco cuentos que forman el libro, además de divertirse, pueden aprender muchas cosas más: el valor del esfuerzo, la amistad y la cooperación en la resolución de conflictos y en la consecución de metas y objetivos, así como la importancia de disfrutar con las pequeñas cosas de cada día. Después de cada cuento hay unas preguntas que se pueden utilizar para que los adultos comenten con los niños el cuento y puedan observar sus reacciones, conocer sus dudas e interpretaciones de lo leído.
Los niños necesitan poner nombre a las emociones que están experimentando y aprender a expresarlas. La expresión de esta emoción contribuye al desarrollo de su personalidad pues le ofrece oportunidades para tener una actitud positiva ante la vida y a desarrollar el sentido del humor, factores ambos que potencian la salud física y mental.
Merece la pena abordar la educación emocional de los niños y de las niñas para ayudarles a ser seres humanos confiados, optimistas, felices y solidarios.
Con estos cinco cuentos que forman el libro, además de divertirse, pueden aprender muchas cosas más: el valor del esfuerzo, la amistad y la cooperación en la resolución de conflictos y en la consecución de metas y objetivos, así como la importancia de disfrutar con las pequeñas cosas de cada día. Después de cada cuento hay unas preguntas que se pueden utilizar para que los adultos comenten con los niños el cuento y puedan observar sus reacciones, conocer sus dudas e interpretaciones de lo leído.
Los niños necesitan poner nombre a las emociones que están experimentando y aprender a expresarlas. La expresión de esta emoción contribuye al desarrollo de su personalidad pues le ofrece oportunidades para tener una actitud positiva ante la vida y a desarrollar el sentido del humor, factores ambos que potencian la salud física y mental.
Merece la pena abordar la educación emocional de los niños y de las niñas para ayudarles a ser seres humanos confiados, optimistas, felices y solidarios.