“Existe un mundo de la armonía, un mundo eterno del que ha salido la multiplicidad infinita de las formas, de los colores, de los sonidos, de los perfumes, de los sabores... Aquél que consigue acercarse a este mundo, experimenta unas sensaciones de tal riqueza, de tal intensidad, que ya no desea otra cosa. Es algo indescriptible, casi imposible de soportar. Cuando contacta con esta armonía, comprende cómo vive el universo, cómo vibra, cuál es su estructura, cuál es su predestinación. Los hombres se imaginan que para descubrir los secretos de la creación hay que investigar, estudiar, leer. No, para conocer el universo hay que aprender a vibrar al unísono con él gracias a los órganos del conocimiento espiritual: el plexo solar, el centro Hara, el aura... Todo el poder del espiritualista está en su voluntad de armonizarse con el cuerpo universal, de alcanzar la cima y vivir la vida cósmica.”
Omraam Mikhaël Aïvanhov