El apogeo de la novela realista en los años 70 y 80 se considera uno de los hitos más llamativos de la literatura española del siglo diecinueve, y a Benito Pérez Galdós se le conoce como el autor realista más importante. Galdós es el novelista que mejor se identifica con las ansiedades de la mesocracia y no se puede pensar en la España de la Restauración sin este cronista de la sociedad española del XIX. La admiración que su obra produce en sus contemporáneos - incluso en otros novelistas eminentes como Emilia Pardo Bazán y Leopoldo Alas - y sus planteamientos y reflexiones sobre el género narrativo le conectan con Cervantes, siendo posiblemente el autor más relevante en la historia de la literatura española después de él, a la vez que el autor del "Quijote" se convierte en la piedra de toque a la hora de la creación de su poética. Desde luego que Galdós fue uno de los escritores realistas más prolíficos, con una producción novelística extensa generalmente dividida entre las novelas de la primera época (novelas de tesis), las históricas y las contemporáneas. Las históricas son los llamados "Episodios Nacionales", de los que "La batalla de los Arapiles" es uno, concretamente el último "episodio" de la Primera Serie (1873-1875), y clímax de la saga de la Guerra de la Independencia. Galdós escribió los "episodios" motivado por un deseo de hacer de la historia de España una gran novela, una que pudiera interesar más al público que la historia a secas. La Primera Serie, y con su espíritu y tono épico, evidencia particularmente el objetivo de Galdós de formar, a través de la literatura, la conciencia histórica de sus compatriotas. Las diez novelas narran las luchas y batallas más conocidas a través del punto de vista del joven protagonista, Gabriel Araceli, el que por fin encuentra la tranquilidad y el éxito personal definitivo, y se casa con su novia al final de la novela.
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