Publicada por primera vez en hebreo en 1978, La bicicleta de Sumji es, según palabras del propio autor, una sencilla historia sobre un niño «a quien una vez le regalaron una bicicleta y la cambió por un tren, el tren, por un perro, el perro, por un sacapuntas, y el sacapuntas, por amor».
Pero es mucho más que eso. Es una historia sobre los cambios, sobre hacerse mayor, sobre los sueños. Una historia acerca de las familias, sus amores y hasta sus políticas. Es una historia sobre la ocupación y el colonialismo. Es una historia de Jerusalén. Pero, sobre todo, es una historia sobre un niño que consigue su primera bicicleta y declara su primer amor, todo en el mismo día. Y que, seguramente, llegará a los corazones de todos aquellos que alguna vez han crecido (o que nunca han dejado de hacerlo).
En la tradición de personajes tan memorables como Huckleberry Finn o Holden Caulfield, Sumji, salido de la pluma magistral del novelista Amos Oz, es un pequeño gran héroe divertido, puro y muy muy simpático.
Pero es mucho más que eso. Es una historia sobre los cambios, sobre hacerse mayor, sobre los sueños. Una historia acerca de las familias, sus amores y hasta sus políticas. Es una historia sobre la ocupación y el colonialismo. Es una historia de Jerusalén. Pero, sobre todo, es una historia sobre un niño que consigue su primera bicicleta y declara su primer amor, todo en el mismo día. Y que, seguramente, llegará a los corazones de todos aquellos que alguna vez han crecido (o que nunca han dejado de hacerlo).
En la tradición de personajes tan memorables como Huckleberry Finn o Holden Caulfield, Sumji, salido de la pluma magistral del novelista Amos Oz, es un pequeño gran héroe divertido, puro y muy muy simpático.