El ramillete de críticas que recoge este libro son a mi juicio buena prueba de que, con la ayuda del especialista, el público puede leer, interpretar y entender mejor sus propias opiniones y deducciones sobre lo que contempla en la ‘pequeña pantalla’ contrastándolas con las de quien, como intermediario especializado, le lleva otros rumbos de razonamiento y otra visión de las cosas, desinteresadamente y sin manipulación. Y es que lo que Eduardo García Rojas nos ofrece es, al cabo, lo que podríamos llamar la dimensión pedagógica del periodismo que, sin detrimento de la tarea investigadora –que viene a ser el alma de este oficio nuestro–, trata de mejorar el conocimiento del destinatario último de la información y de la oferta televisiva en su conjunto. Leopoldo Fdez. Cabeza de Vaca.
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