Eugenio García Gascón se instaló en Jerusalén en 1992 cuando, a raíz de la Conferencia de Madrid, la paz entre israelíes y palestinos parecía estar al alcance de la mano. Dos décadas después, «el falso diálogo se ha convertido en una coartada para consolidar una ocupación que ahora es más brutal que en cualquier otro momento desde 1967».
Este libro, escrito originariamente como un dietario de 2008, combina el comentario de actualidad (que se repite, sin apenas variaciones, cinco años después) con apuntes sobre la historia del islam y el judaísmo, entrevistas, asombros cómicos y postales de viajes. Una mezcla de erudición, reporterismo y pedagogía que ayuda a comprender un poco mejor las claves de Oriente Próximo.
«En una ocasión Abba Kovner, sobreviviente del Holocausto, preguntó al rabino Yehuda Amital cómo podía creer en Dios después del Holocausto. Amital respondió: “¿Y cómo puede creer usted en la Humanidad después del Holocausto?”. Creo que la respuesta a esta última pregunta es simple. Uno puede creer que la Humanidad mejorará y hasta que corregirá sus errores. Es más fácil eso que pensar que Dios puede mejorar, puesto que de él no se esperan errores. Si no fuera así deberíamos deducir que el Holocausto y todo el mal que hay en el mundo ha sido causado deliberadamente por un Dios que es bondad y perfección.
Este libro, escrito originariamente como un dietario de 2008, combina el comentario de actualidad (que se repite, sin apenas variaciones, cinco años después) con apuntes sobre la historia del islam y el judaísmo, entrevistas, asombros cómicos y postales de viajes. Una mezcla de erudición, reporterismo y pedagogía que ayuda a comprender un poco mejor las claves de Oriente Próximo.
«En una ocasión Abba Kovner, sobreviviente del Holocausto, preguntó al rabino Yehuda Amital cómo podía creer en Dios después del Holocausto. Amital respondió: “¿Y cómo puede creer usted en la Humanidad después del Holocausto?”. Creo que la respuesta a esta última pregunta es simple. Uno puede creer que la Humanidad mejorará y hasta que corregirá sus errores. Es más fácil eso que pensar que Dios puede mejorar, puesto que de él no se esperan errores. Si no fuera así deberíamos deducir que el Holocausto y todo el mal que hay en el mundo ha sido causado deliberadamente por un Dios que es bondad y perfección.