Volumen 3, Los herederos: 1828-1863
El tercer volumen de la saga cubre el prolongado e inestable nacimiento de la república tras la separación de Venezuela de la Gran Colombia. Años de cambio social, miseria y bandidaje, mientras los caudillos se reparten el poder en una interminable cadena de intrigas y dictaduras. Carlos Augusto se desempeña brevemente como diputado. Sus hijos, los nietos de Roberto, tienen intereses diversos: Carlos Roberto, artista frustrado en Londres, se interesa luego por la tecnología e introduce en Venezuela las primeras máquinas de vapor; Matías abandona la vida monástica en España y regresa a Venezuela, y Guillermo lucha para que la hacienda Altagracia sobreviva a los bandidos y a la sangrienta guerra civil (1859-1863).
La Casa de Altagracia ofrece un retrato fidedigno y valiente de una época convulsa y llena de sorprendentes cambios que marcaron para siempre la historia de Venezuela y Latinoamérica. El rigor y la coherencia que sustentan los hechos e ideas que surcan esta saga no solo demuestran la descomunal investigación que llevo a cabo su autor, sino que atrapan, gracias a la vivacidad de su pluma, aquello que suele quedar fuera de las páginas de los libros de historia: las preocupaciones cotidianas, el amor, el dolor y el olvido, los sueños y desencuentros, las pequeñas alegrías y las necesidades y apariencias de una sociedad que se construyó a base de trabajo, rebeldía, sangre y fuego. La trama de esta minuciosa historia, además, conduce al lector por distintos países y lo lleva al encuentro de figuras de la talla de Miranda, Mirabeau, Condorcet, O'Higgins, Napoleón, Godoy, Hamilton, Iturbide, Fermín Toro, Vargas, Páez, Zamora, Guzmán Blanco y, por supuesto, Simón Bolívar.
Earth Edition: Una porción de las ventas de este título es donada a nuestro planeta.
El tercer volumen de la saga cubre el prolongado e inestable nacimiento de la república tras la separación de Venezuela de la Gran Colombia. Años de cambio social, miseria y bandidaje, mientras los caudillos se reparten el poder en una interminable cadena de intrigas y dictaduras. Carlos Augusto se desempeña brevemente como diputado. Sus hijos, los nietos de Roberto, tienen intereses diversos: Carlos Roberto, artista frustrado en Londres, se interesa luego por la tecnología e introduce en Venezuela las primeras máquinas de vapor; Matías abandona la vida monástica en España y regresa a Venezuela, y Guillermo lucha para que la hacienda Altagracia sobreviva a los bandidos y a la sangrienta guerra civil (1859-1863).
La Casa de Altagracia ofrece un retrato fidedigno y valiente de una época convulsa y llena de sorprendentes cambios que marcaron para siempre la historia de Venezuela y Latinoamérica. El rigor y la coherencia que sustentan los hechos e ideas que surcan esta saga no solo demuestran la descomunal investigación que llevo a cabo su autor, sino que atrapan, gracias a la vivacidad de su pluma, aquello que suele quedar fuera de las páginas de los libros de historia: las preocupaciones cotidianas, el amor, el dolor y el olvido, los sueños y desencuentros, las pequeñas alegrías y las necesidades y apariencias de una sociedad que se construyó a base de trabajo, rebeldía, sangre y fuego. La trama de esta minuciosa historia, además, conduce al lector por distintos países y lo lleva al encuentro de figuras de la talla de Miranda, Mirabeau, Condorcet, O'Higgins, Napoleón, Godoy, Hamilton, Iturbide, Fermín Toro, Vargas, Páez, Zamora, Guzmán Blanco y, por supuesto, Simón Bolívar.
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