Como “novela-puente” podría clasificarse esta fabulación. Porque está a mitad de camino entre lo realista y lo fantástico; porque bascula desde occidente hacia oriente y desde Europa hasta Asia; porque en su estilo lo poético florece de forma natural en el sustrato narrativo. Pero la novela de Jesús Cano conforma no una historia sino muchas; en ella confluyen las peripecias de un esclavo que ha de abandonar a la fuerza el palacio donde nació, la Alqásara (en realidad la Alhambra de Granada), con las de otros personajes que le van saliendo sucesivamente al paso (un sabio de Qairauán, el hijo de Alejandro Magno, una caravana de mercaderes, un Hombre Oso y hasta el mismísimo Lao Tsé). Poco a poco, y como si fuesen un juego de muñecas rusas o formasen parte de las Mil y Una Noches, estas historias van envolviéndose unas a otras para tejer un complejo laberinto narrativo plagado de misterios y preguntas que, finalmente, terminan por encajar perfectamente. Y todo, gracias a un estilo ágil pero extraordinariamente sugerente, que se lee con la facilidad con que un sediento bebe un vaso de agua.
Este sitio es seguro
Usted está en un sitio seguro, habilitado para SSL. Todas nuestras fuentes son constantemente verificadas.