Copenhague, en 1925. Greta y Einar son una pareja de jóvenes pintores. Ella es conocida, sobre todo, por sus delicados, sugestivos retratos de mujeres. Pero aquella tarde, la modelo no ha venido. Y Greta le pregunta a Einar si por una vez, para que ella pueda terminar la parte de abajo de un cuadro, él se pondría un par de medias de seda, se calzaría unos zapatos de tacón, acaso también un vestido que le permitiera acabar de pintar los pliegues de la falda. Einar acepta, y el instante en que la seda del vestido se desliza por su cuerpo supone una revelación, el momento de la sensación más verdadera, como cuando se sumerge en el mar en verano. Pero el océano de esta zambullida, que ya no tendrá vuelta atrás, es un mundo de sueños, el sueño por ser Otro. Y así, acompañado por Greta -porque ambos habitan ese oscuro espacio secreto entre dos personas que constituye un matrimonio-, Einar recorrerá un arduo camino al final del cual se encuentra una mujer llamada Lily Elbe, que fue Einar, y que ahora es una chica danesa.
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