—¡Doña Rogelia, doña Rogelia, que salimos otra vez en los papeles!—¿Mandeee? No será en los del Bárcenas…—Que no, doña Rogelia. ¡Que tenemos otro libro!—¡Mecagüenlaleche! Levánteme usté un poco el pañuelo de los ojos, cojona, que me se ha caído del susto. ¿Y eso?—Pues que vinieron los de la editorial a preguntarme si podía usted darnos alguna idea para salir de la crisis. Y yo les he dicho que sí, claro: no están los tiempos para andarse con tonterías. Así que ya puede usted empezar a inventarse algo, algún consejo…—¡Recoña! Por poder claro que puedo. ¡Hala! Hagan tos ustedes sus maletas y vámonos pa Orejilla, que allí guardo unas noticas que fui tomando, de cuando la posguerra, con trucos y triquimañas pa ir tirando y aguantar el tirón. Ahora, que lo mismo no las encuentro, ¿eh?—Pues tendremos que pedirles a los otros que nos echen una mano. ¡Nikol, Rody, Daisy! Venga, todos conmigo. ¡Que nos vamos a Orejilla!
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