En este libro vas a encontrar cuatro cuentos que tratan de la crueldad, un sentimiento negativo y complejo que los niños deben conocer, tanto para defenderse de él como para no expresarlo con los demás.
Después de cada cuento hay una serie de preguntas que tienen diferentes objetivos, desde evaluar el grado de atención del niño como poder comentar aspectos más sutiles de la crueldad que quizás el niño no conozca o pueda confundir.
Los niños necesitan poner nombre a las emociones que están experimentando y aprender a expresarlas. A través de estos cuentos pueden ver cómo los protagonistas se sienten mal tratados por los demás o son ellos los que se portan de forma cruel, siendo conscientes del daño emocional que conlleva.
Ser cruel con un animal o con una persona implica no darse cuenta de lo que puede sentir, por eso estos cuentos ayudan también a desarrollar la empatía, habilidad emocional clave y necesaria para la prevención de conductas violentas.
Merece la pena abordar la educación emocional de los niños y de las niñas para que aprendan a enfrentarse a situaciones de crueldad por parte de otros y, sobre todo, a no ser ellos crueles con los demás ni con ningún ser vivo.
Después de cada cuento hay una serie de preguntas que tienen diferentes objetivos, desde evaluar el grado de atención del niño como poder comentar aspectos más sutiles de la crueldad que quizás el niño no conozca o pueda confundir.
Los niños necesitan poner nombre a las emociones que están experimentando y aprender a expresarlas. A través de estos cuentos pueden ver cómo los protagonistas se sienten mal tratados por los demás o son ellos los que se portan de forma cruel, siendo conscientes del daño emocional que conlleva.
Ser cruel con un animal o con una persona implica no darse cuenta de lo que puede sentir, por eso estos cuentos ayudan también a desarrollar la empatía, habilidad emocional clave y necesaria para la prevención de conductas violentas.
Merece la pena abordar la educación emocional de los niños y de las niñas para que aprendan a enfrentarse a situaciones de crueldad por parte de otros y, sobre todo, a no ser ellos crueles con los demás ni con ningún ser vivo.