La cuestión palpitante es una serie de artículos publicados por la escritora española Emilia Pardo Bazán entre 1883 y 1884, en los que la autora quiso reflexionar en torno a las ideas de Émile Zola sobre la novela naturalista y hacerlas compatibles con planteamientos menos atrevidos, redactando un ensayo fundamental para la difusión de las modernas ideas literarias en España. La cuestión palpitante se perfila como el texto más idóneo para comprender tanto la evolución ideológica y estilística de la intelectual gallega como algunos rasgos específicos del Naturalismo español.
El Naturalismo se desarrolla en toda Europa de manera más o menos radical y suscita constantes críticas y polémicas. Se le achaca siempre vulgaridad y falta de estilo y, desde luego, una cierta inmoralidad, relacionada con la descripción de situaciones límite. No se trata de una escuela en el sentido exacto del término, pero el protagonismo y liderazgo de Émile Zola son indiscutibles, ya que consiguió reunir a distintos escritores que creían, como él, en el mito del progreso científico y en la necesidad de escribir siguiendo unas pautas nuevas.
En España son pocos los años que transcurren entre la tardía aceptación del Realismo y el debate sobre el Naturalismo (1883 - 1887), que empieza cuando circulan las primeras obras de Zola (Thérèse Raquin, 1867, en cuyo prólogo Emile Zola define su concepto de una "novela científica" basada en la observación directa y detallada de una realidad externa, y en la idea de los procedimientos de la ciencia moderna aplicados a la literatura; L’Assommoir, 1877), quien considera la realidad superior a la imaginación puesto que "aquélla se disfraza de fantasía para convertirse en «ficción» literaria"
En pleno debate literario, Pardo Bazán echa leña al fuego con esta obra que su propio título ya ilustra. De los veinte artículos que componen La Cuestión palpitante son de fundamental importancia los primeros tres, en los que la autora esboza algunos de los principios teóricos de su enfoque crítico y, además, expone sus ideas acerca de la nueva estética. En los demás, la escritora analiza las novelas de Flaubert, de los hermanos Goncourt, de Daudet y de Zola (estos últimos son los que aparecen mejor documentados), para luego concluir con una eficaz síntesis del panorama de la novela española de su tiempo, mientras que más incompleto se perfila el estudio dedicado a la literatura inglesa.
Sin embargo, Pardo Bazán no se limita a apropiarse de las ideas naturalistas, sino que adopta también una postura crítica respecto al movimiento, señalando sus puntos débiles, que son, por una parte, el fatalismo o determinismo y, por la otra, el utilitarismo en el arte. Según la escritora gallega, los autores franceses, al hacer hincapié en los condicionamientos de tipo social, fisiológico y biológico (que constituían precisamente los fundamentos de la teoría del maestro Zola), no supieron captar esa auténtica clave de la esencia humana que es el libre albedrío.
El Naturalismo se desarrolla en toda Europa de manera más o menos radical y suscita constantes críticas y polémicas. Se le achaca siempre vulgaridad y falta de estilo y, desde luego, una cierta inmoralidad, relacionada con la descripción de situaciones límite. No se trata de una escuela en el sentido exacto del término, pero el protagonismo y liderazgo de Émile Zola son indiscutibles, ya que consiguió reunir a distintos escritores que creían, como él, en el mito del progreso científico y en la necesidad de escribir siguiendo unas pautas nuevas.
En España son pocos los años que transcurren entre la tardía aceptación del Realismo y el debate sobre el Naturalismo (1883 - 1887), que empieza cuando circulan las primeras obras de Zola (Thérèse Raquin, 1867, en cuyo prólogo Emile Zola define su concepto de una "novela científica" basada en la observación directa y detallada de una realidad externa, y en la idea de los procedimientos de la ciencia moderna aplicados a la literatura; L’Assommoir, 1877), quien considera la realidad superior a la imaginación puesto que "aquélla se disfraza de fantasía para convertirse en «ficción» literaria"
En pleno debate literario, Pardo Bazán echa leña al fuego con esta obra que su propio título ya ilustra. De los veinte artículos que componen La Cuestión palpitante son de fundamental importancia los primeros tres, en los que la autora esboza algunos de los principios teóricos de su enfoque crítico y, además, expone sus ideas acerca de la nueva estética. En los demás, la escritora analiza las novelas de Flaubert, de los hermanos Goncourt, de Daudet y de Zola (estos últimos son los que aparecen mejor documentados), para luego concluir con una eficaz síntesis del panorama de la novela española de su tiempo, mientras que más incompleto se perfila el estudio dedicado a la literatura inglesa.
Sin embargo, Pardo Bazán no se limita a apropiarse de las ideas naturalistas, sino que adopta también una postura crítica respecto al movimiento, señalando sus puntos débiles, que son, por una parte, el fatalismo o determinismo y, por la otra, el utilitarismo en el arte. Según la escritora gallega, los autores franceses, al hacer hincapié en los condicionamientos de tipo social, fisiológico y biológico (que constituían precisamente los fundamentos de la teoría del maestro Zola), no supieron captar esa auténtica clave de la esencia humana que es el libre albedrío.