El recientemente fallecido psiquiatra español Castilla del Pino (1922-2009) logró con su primer libro “Un estudio sobre la depresión” (1966) que sin descender al nivel divulgativo, un público culturalmente cultivado y avanzado de nuestro país aceptara conmocionado que los mecanismos psicológicos implicados en la depresión podían ser comprensibles en función de la psicobiografía del paciente. Próximos al cincuentenario de su publicación parecía llegado el momento de efectuar una revisión crítica del mismo en busca de la génesis de sus concepciones, intentando extraer las aportaciones que nos pudo haber brindado acerca de la psicodinámica de dicho trastorno virando en torno a su noción de culpa, a partir, no solo de los casos clínicos que trató, sino de su propia personalidad. Para ello era preciso adentrarse en el análisis psicológico de fondo de su apasionante y no menos leída autobiografía que nos legó en dos entregas, su premiada Pretéríto imperfecto (1997) y Casa del Olivo (2004). El autor lo intenta sin el recurso a fuentes ajenas y desde una órbita independiente, sin más tributo que el de una indisimulada admiración hacia su enseñanza escrita. Se dirige al renovado profesional de la salud mental que a lo largo de los años ha accedido a alguna de las reediciones de la citada monografía acerca de la depresión y al no menos selecto ni numeroso lector de la autobiografía, desconcertado por el contraste entre la asertividad y coherencia del personaje manifestadas en sus facetas profesional y pública y la inconsecuencia de su vida familiar.
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