A los 70 años de la publicación de La Economía en una lección, parecería que las enseñanzas básicas que contiene el que probablemente sea el libro de divulgación económica más exitoso de la historia deberían encontrarse ya interiorizadas por el conjunto de la sociedad. Máxime cuando según el propio Henry Hazlitt se trata de una única lección, a saber: «la economía es la ciencia que calcula los resultados de determinada política económica, simplemente planeada o puesta en práctica, no sólo a corto plazo y en relación con algún grupo de intereses especiales, sino a la larga y en relación con el interés general de toda la colectividad».
[Del prólogo de Juan Ramón Rallo]
Este libro en su ya séptima edición es un brillante análisis de los sofismas económicos que en los últimos tiempos se han convertido en una nueva ortodoxia, a pesar de sus internas contradicciones. Actualmente, no existe en el mundo un solo gobierno importante cuya política económica no se halle influida, cuando no totalmente determinada, por alguno de estos sofismas. El camino más corto y seguro para comprender la economía y la política económica actuales es una previa disección de los sofismas y falacias de que adolecen, singularmente de la falacia radical de la que todas parten y que, como ya puso brillantemente de relieve Frédéric Bastiat, consiste en la tendencia a considerar exclusivamente las consecuencias inmediatas de una política y sus efectos sobre un sector particular, sin reparar en las que produciría a largo plazo y sobre el conjunto de la comunidad.
[Del prólogo de Juan Ramón Rallo]
Este libro en su ya séptima edición es un brillante análisis de los sofismas económicos que en los últimos tiempos se han convertido en una nueva ortodoxia, a pesar de sus internas contradicciones. Actualmente, no existe en el mundo un solo gobierno importante cuya política económica no se halle influida, cuando no totalmente determinada, por alguno de estos sofismas. El camino más corto y seguro para comprender la economía y la política económica actuales es una previa disección de los sofismas y falacias de que adolecen, singularmente de la falacia radical de la que todas parten y que, como ya puso brillantemente de relieve Frédéric Bastiat, consiste en la tendencia a considerar exclusivamente las consecuencias inmediatas de una política y sus efectos sobre un sector particular, sin reparar en las que produciría a largo plazo y sobre el conjunto de la comunidad.