Educar a las elites indígenas en la fe católica pareció ser, desde el principo de la Conquista, la mejor manera de evangelizar a los vendicos. El virrey Toledo fue el primero, en el Perú, en querer instituir colegios reales específicamente destinados a hijos de caciques. Sin embargo, hubo que esperar la segunda década del siglo XVII para que se concretara este proyecto, en el Cercado de Lima y en el Cusco. El propósito de este libro es aclarar las razones de esta demora, las etapas y obstáculos que conocieron los dos colegios en su fundación, en su financiación, en su administración por la Compañia de Jesús hasta 1767, y después, hasta su extinción definitiva con la Independencia. La historia de esta institución, emblemática de la política colonial para con las elites nativas pone de realce las diferencias entre los dos colegios, fundados sin embargo, según los mismos principios y la mismas constituciones. La supremacía de los jesuitas en materia de educaciónes, su influencia en la sociedad colonial, su postura para con los caciques en general y los descendientes de los incas en le Cusco, explican en parte esta diferencias hasta ahora desconocidas.
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